Hace ya algunos días que no escribía en el blog (3 meses, ¡cómo pasa el tiempo!) y hoy he pensado en volver para escribir las últimas experiencias.
El otoño (o «veroño» como dicen algunos, ¿verdad Georgina and Christian?) ha sido muy gratificante desde el punto de vista del running. Al margen de los entrenamientos y tiradas habituales, ha habido una gran novedad y es el nacimiento de las «Viejas Glorias flying runners». Sí, después de 25 años jugando a futbol, tuvimos que tomar la fatal decisión de dejarlo. La noticia positiva ha sido que, ni que sea para mantener el tipo, algunos «ex-viejas» se han animado a realizar sesiones semanales de running. ¡Buen inicio!
Pero además, ha sido bonito participar en cuatro carreras, todas ellas muy diferentes, muy especiales y muy bien acompañado.
Mitja Marató de Puigcerdà (11 de octubre)
Un año más (y van 3) corrí una de las medias más bonitas. Se trata de un recorrido en asfalto, pero que recorre gran parte del centro de la Cerdanya y te llena de aire puro … en algunas ediciones: ¡demasiado puro! Pero este año, el día fue perfecto: temperatura ideal, sol espléndido y sensaciones inmejorables. ¡Esto me llevó a hacer mi mejor marca en Media Maratón con 1:35:26! Una verdadera sorpresa, teniendo en cuenta que hay algo de desnivel y se corre a más de 1.000 metros por encima del nivel del mar. Recuerdo varios momentos «mazinguer» y sobretodo unos últimos 5 km con un sufrimiento importante, pero con la sensación que conseguía superarme. Volveremos.
Cursa nocturna de la lluna plena a Sitges (30 de octubre)
Por tercer año consecutivo, en Sitges se organizó esta cursa 100% solidaria y muy popular. Se trata de una cursa de 5 km en la que todos los beneficios se destinan a luchar contra el Cáncer infantil y en la que siempre he participado con Nico e incluso con Pablo en las últimas dos ediciones. Lo primero: alucinado de cómo corren este par y de su energía para poder correr un viernes a las 21 de la noche después de toda una intensa semana escolar; pero, como Dora la exploirador: ¡Lo hicimos! En poco más de 38 minutos se comieron los algo más de 5 km por el Paseo y las oscuras calles de Sitges.
Lo segundo, el buen ambiente y el placer de colaborar con esta causa, aunque siempre te quedas con ganas de más. También un gusto coincidir con Pedro, Noelia y Alejandro. ¡Cracks! Volveremos.
Behobia-San Sebastián (8 de noviembre)
El pasado 8 de noviembre cumplí uno de la ilusiones que tienen muchas de las personas enganchadas al running como yo. Se trata de participar en una de las carreras más míticas: la Behobia-San Sebastián. No es solo una carrera, es algo más. En nuestro caso, el planteamiento era el «gastrorunning». Salimos de Barcelona rumbo a San Sebastián Christian, Georgina, Anita y yo y ya en la primera área de servicio vimos y notamos el ambiente de los casi 5.000 catalanes que corremos esta carrera. Fue un fin de semana bien comido y bien «regado», es decir que esto de comer pasta/hidratos pues «fue que no». Nos dedicamos a los buenos pinchos (el viernes justo al llegar), al buen pescado y al buen vino.
Algo increíble fue la meteorología. Estar en Guipúzcoa en noviembre a 28 grados no tiene precio. «Veroño» en todo su esplendor. Buen ejemplo de ello fue el paseo que nos pegamos el sábado en Getaria y Zarautz y que acabó en el restaurante Otzarreta con un gran ágape.
Y por la noche, como decía, los puristas recomiendan hidratos … se nos pasó por la cabeza una Tagliatella, ¡pero NO! En Donosti pasta? Ni de broma. Acabamos en el restaurante Lanziego . Una vez más, genial. Bien preparaditos para el día siguiente, el día de la carrera.
Nos levantamos y vimos que la metereología formaría parte de la carrera. Pero ojo, no por frío, agua o viento, ¡sino por todo lo contrario! ¡Ojo con el calorcito! El traslado hasta la salida fue larguito con dos trenes y un autobús, eso sí, ambientazo runner. Los comentarios de la gente de allí se centraban en el peligro de deshidratación por el calor, raro en esas zonas. Nosotros íbamos tranquilos pensando que no podía ser peor que un julio o agosto en Barcelona.
La verdad es que con el número de corredores que éramos, debo reconocer que todo estaba perfectamente organizado incluso la salida fue sin grandes aglomeraciones. Al final tanto Christian como yo salimos a la misma hora … eso nos regaló una sorpresa al día siguiente 😉
En los primeros km ya vimos que el calor apretaba. A mi me costó entrar en carrera hasta el 3-4, pero en ese momento me encontré perfecto. Impresionante la gente animando, ambientazo propio de otra gran carrera com la TCSNYCMARATHON.
A partir de la primera gran subida ya decidí hacer la carrera plegats e ir disfrutando y apoyando a Christian hasta la meta. El último km con la entrada por el Kursaal y llegada en el Boulevard será difícil de olvidar. Sin palabras.
Después de esta llegada la sensación de bañarse en La Concha un 8 de noviembre es también muy recomendable.
El viaje lo acabamos con una gran chuletón en el restaurante Martintxo de Zizur Menor, al lado de Pamplona y de camino a Barcelona. Volveremos.
Jean Bouin (22 de noviembre)
Y llegó el gran día. A las 8:30 de la mañana del domingo quedamos en la torre veneciana derecha. Ahora ya si que con fresquete. Lástima de la baja de última hora de Pedro. Esos momentos previos a una carrera tienen algo de especial, entre nerviosismo, ganas de empezar y esta vez con el añadido de correr con Javi, Marc, Christian y Ferran.
Al poco rato nos empezamos a correr a buen ritmo. Pronto Javi y Christian cogieron una buena velocidad y yo me quedé para seguir con Marc. Ferran y Dani iban justo detrás nuestro. Al final creo que todos acabamos con buenas sensaciones, algunos con muy buenas. Para mi, no se trató de ninguna carrera para buscar tiempo ni para preparar otra, simplemente una mañana de running con los amigos.
Volveremos.