2 maratones, 2 deportes, 2 finishers

Ahora que nos acercamos ya al final del quinto mes de 2017, me hace ilusión mirar atrás y disfrutar un poco de lo planeado y conseguido. Como dice el gran Víctor Küppers: «a veces hay que parar … porque si paramos, reparamos». Estamos demasiado metidos en el día a día, en ir poniendo «checks», en planear «next steps», pero de vez en cuando vale la pena poner el freno de mano y reflexionar.

Por todo esto, me apetece escribir acera de los dos primeros retos del año que he podido cumplir. Por un lado la Zurich Marató de Barcelona, «mi maratón» de asfalto; por el otro, la Marató del Cap de Creus, algo más que una maratón, tanto por el kilometraje como por la intensidad, localización y dureza.

Ambos retos tienen cosas en común:

  1. La distancia. Con estas ya son 9 las maratones que llevo conseguidas y sigo  teniendo un gran respeto a la distancia (por cierto, creo que vale la pena mantener siempre este respeto). En 42 km. (o más) puede pasar de todo: buenos momentos, «pájaras», calor, viento, frío, rampas, llagas, buenas sensaciones, bloqueos de piernas, bloqueos mentales, etc. Mejor estar preparado para todo.
  2. El entrenamiento. Ambos retos deben prepararse bien y siempre desde la prudencia. Tengo la suerte de no tener lesiones o, al revés, igual entrenar bien, con cierta tranquilidad, me las evita. En cualquier caso, una vez más, doy las gracias a Víctor … #contigoempezótodo. Las intensas sensiones en 10.01 Health Coach han valido la pena. Dos tipos de preparaciones para dos retos muy diferentes, pero … ¡lo hicimos!
  3. Running vs. trailrunning. Si la preparación es diferente también las carreras son muy diferentes. Las dos tienen el componente individual, porque al final son mis piernas, mi cabeza y mi corazón los que me llevan a la meta, pero sin duda también influye el trabajo en equipo. Por un lado, la Maratón de Barcelona no la conseguiría sin el apoyo incondicional de mi mujer Anita, mis dos hijos Nico y Pablo, amigos y amigas. Por el otro, bajo mi punto de vista, en los trails de montaña es indispensable ir en equipo. Por suerte desde ya hace más de 5 años ataco estos retos conjuntamente con Christian Palau (@cerkdti). Sin duda, sin su ayuda, no llego a la meta de Roses este año.
  4. La satisfacción de cruzar la meta y ser «finisher«. Al final, sea cual sea el tiempo empleado, el sufrimiento, el placer, no hay nada como llegar al final, levantar los brazos y pensar que una vez más se ha conseguido.

Marató de Barcelona (12 de marzo)

Este año las sensaciones previas eran de muy buena preparación, pero con el detalle de haber ganado algo de peso con respecto a 2016. Por lo tanto, el objetivo era conseguir una marca similiar a 3:24:49, pero sobretodo disfrutar al máximo. Más bien dicho, disfrutar al máximo y durante el máximo número de kilómetros.

El viernes, fieles a la cita, Anita y yo fuimos a recoger el dorsal y evidenciar el ambientazo de la maratón y lo que genera a nivel deportivo, social e incluso económico.

El domingo todo amaneció perfecto. Uno de mis miedos eran los 5 primeros km. ya que es cuando todavía no tengo el cuerpo «preparado» y muchas veces pienso «que estoy haciendo aquí». Pero, viendo los datos, al final fueron mis mejores 5 km. en una maratón (con parón incluído para hacer pipí).

A partir de aquí es cuando realmente empieza el disfrute (además con un clima perfecto): Diagonal, bajada hasta la Gran vía, primer encuentro con Anita y los peques en Passeig de Gràcia, Sagrada Família, todo rodado hasta San Andreu. Allí, un repentino cambio de tiempo con algo de viento, humedad y tiempo «gris» … pero recupero hasta Diagonal Mar, donde recibo el ánimo de mi amiga Mireia, siempre fiel a mis retos. Los km. van pasando y el ritmo es algo parecido al año pasado, quizás con algunos segundos más por tramo. En el km.34 de nuevo están animando como locos Anita y los peques, que incluso corren conmigo unos buenos 300m.

El «hombre del palo» llega en el km.38. Justo en el avituallmiento de corredors.cat empiezo a notar bloqueo en las piernas. Tarde para comer, pero intento hidratarme al máximo. Consigo ir tirando hasta el Paral·lel donde empieza a trabajar la cabeza. Ya no me para nadie y aunque sea lentamente llego a la curva del km.42 para disfrutar los últimos 195m. con Nico y Pablo entrando por sexta vez consecutiva, y de nuevo con lágrimas en los ojos, en la meta de Barcelona con 3:31:20. 6 maratones seguidas en mi ciudad no lo puede decir todo el mundo.

Ya con la medalla en el cuello, voy recuperando un estado normal y lo celebramos los 4 en el restaurante KUO.

 

 

 

Trail Cap de Creus (7 de mayo)

Justo el día en que abrieron las inscripciones Christian y yo nos apuntamos de nuevo a la Marató de Cap de Creus. Este año de 45km. por un entorno brutal, diría que unos de los paraísos para el trailrunning. En poco más de 45 minutos se agotaron las inscripciones, con lo que todo indicaba que la gente de Klassmark lo había vuelto a clavar.

Como he dicho antes, después de una preparación específica para esta carrera y ya con el inicio de una dieta destinada a mejorar mi rendimiento, el sábado 6 subimos a Roses a recoger el dorsal, cenar algo de pasta y descansar, porque teníamos por delante una jornada larga y dura.

El domingo se levantó caluroso y, extraño para la zona, con muy poco viento. Todo indicaba que la hidratación sería clave. Después de un desayuno en el hotel, montamos todo el equipaje, que no es poco y fuimos hacia el arco de salida a calentar un poco. Caras bastante serias entre nervios y ganas de empezar ya a rodar.

A lo lejos vemos por donde tenemos que «morir» y efectivamente 11 km. y casi 2 horas después estamos en el pico que se puede ver en la foto. Subida muy larga, dura y con tramos de ir a gatas. Yo me encuentro muy bien y trato de animar a Christian que pasa un mal rato subiendo por bloqueo total de piernas.

Las vistas arriba son brutales. Es lo bueno que tiene el trailrunning, que puedes y debes parar a disfrutarlas.

Pasamos por Sant Pere de Rodes y realizamos la bajada hasta Port de la Selva. Esta primera bajada la paso bastante bien e incluso bajo con cierta soltura. En Port de la Selva sí hace algo de viento pero hay un buen habituallamiento.  Volvemos a subir y bajar un par de calas para llegar a la bajada hacia Cadaqués. Este tramo se hace algo largo, pero es cuando conseguimos ponerle bastante ritmo ya que Christian se recupera. Los dos estamos on fire. Preveemos hacer una buena marca.

Pero lo que decía de las carreras largas, yo en la bajada empiezo a notar algo de dolor en los pies, como un picor, pinchazos. Me temo lo peor, pero sigo hasta el km.29, donde hay el habituallamiento de Cadaqués. Allí, ya saco los palos porque se avecina un muro importante y los pies se van poniendo peor. En pocos instantes, ya sobre el km.32 noto que son dos llagas, una en cada planta del pie que hacen que las bajadas sean verdaderos suplicios.

Empiezo a ser un «lastre» para Christian, pero a la vez me supone un reto seguir. Pasamos las calas Jóncols y Montjoi, donde hay el último parón para reponer agua y comer algo. El dolor ya es casi insoportable. Queda un subida brutal hasta el Pla de les Gates (km.42) y lo peor, una bajada de casi 3 km. técnica y con mucho desnivel. Los últimos km. los bajo como puedo, casi sin apoyar los pies a ritmo muy bajo y con lágrimas de dolor, pero lo único que visualizo es la meta. Los ánimos de Christian y su paciencia hacen que lleguemos a los últimos 500 metros en plano para entrar en la meta del polideportivo en 8h 30 minutos. Mucho más de lo esperado, pero con la sensación de haber vuelto a hacer una proeza. Me quedo de nuevo con nuesta persistencia y cabezonería y con el trabajo en equipo.

En la llegada, tengo que «repararme los pies» en la ambulancia de la Cruz Roja. Las llagas son del tamaño de dos pelotas de golf y el dolor es intenso. Os ahorro las fotos (si hay algún/a dermatólogo/a o podólogo/a se las envío sin problema). Por suerte, no nos impide bajar a Sant Cugat y Barcelona con normalidad. Eso sí, con la pertinente «caravana» en la AP7 que, os puede asegurar, que con 45km en las piernas sienta bastante mal. Pero la alegría y la camiseta de finishers lo compensa todo.

Ahora cuando escribo han pasado una semana y 1 día, he recuperado los pies y he vuelto a correr 13 km. por la ciudad. Después de 7 días en el dique seco por las llagas, ha sido un verdadero placer.

¡Esto de correr no tiene fin!

2.790,6 km., 12 carreras y 2017 en marcha

Kilómetros

Son sólo números, pero significan mucho para mi. 2016 ha sido el sexto año que corro de forma habitual y probablemente el que más he disfrutado. Por lo que se refiere a la cantidad, es la primera vez que supero los 200 km en todos los meses del año, llegando a los 281 en mayo, superando en un 12% el objetivo anual de 2.500 y corriendo un 17% más que en 2015. Como no, todo gracias al apoyo y soporte diario de Anita.

Pero lo bonito de todos estos kilómetros ha sido poder compartir muchos de ellos con grandes amigos. Sólo recuerdo las #BuenasSensaciones, pero seguro que más de uno y de dos km. han sido de sufrimiento. Pero de eso se trata, de no rendirse.

Una de las novedades del año ha sido lanzar las «Salidas run4 @ NextFit», un nuevo gym en el corazón de Sarrià, de trato personalizado y con nuevas técnicas de entrenamiento, capitaneado por el gran Javi Daura. Muy recomendable. ¡Os animo a que os apuntéis a las diferentes rutas! Podéis ver más información aquí.

 

 

 

 

Carreras

Este año he corrido 12 carreras de todo tipo. Algunos ejemplos:

Mitja Marató de Sitges en 01:36:47 (10.01)
La 5º seguida en mi querido Sitges y, como no, entrando en meta con Nico y Pablo.

 

Mitja Marató de Barcelona en 01:39:11 (13.02)
Una mitja «de menos a más», con mucha gente y mucho ambiente.

Marató de Barcelona en 03:24:49 (13.03)
La 5ª maratón seguida en Barcelona y con mejor marca.

Cursa El Corte Inglés (11 km) en 01:20:00 (10.04)
¡Un hito en nuestras vidas! Una cursa de 11 km. con mis hijos de 5 y 7 años en sólo 1h 20min.

Trail Catllaràs (30 km) en 05:52:10 (29.06)
El reto anual de trail con @cerkdti, esta vez en un entorno bestial, en una carrera muy dura y con mucho calor.


Cursa de la Mercè (10 km) en 00:48:59 (18.09)
De vuelta al asfalto post vacaciones con los amigos de Netquest.

 

 

Mitja Marató de Puigcerdà  en 01:38:09 (9.10)
Otra vez un diarrón en la Cerdanya.

 

 

 

 

 

 

Mitja Marató Rural de Ribes en 02:03:23 (30.10)
Una «nueva» media maratón para mi, muy cerca de Sitges y en un terreno mixto. Muy divertida y rápida para ser «semi-trail».

Jean Bouin (10 km) en 00:44:30 (27.11)
Otra vez por asfalto una de 10 km., con amigos y además con Nico estrenándose en las carreras infantiles.

 

 

 

 

Entre estas doce carreras me gustaría destacar dos carreras solidarias:

La III Cursa por la enfermedad PKU en mayo y la IV Cursa de la Lluna Plena contra el cáncer infantil en octubre, ambas con los niños y con amigos y familia.

 

 

 

 

 

 

 

2017

Y ya tengo la mirada puesta en los retos para este 2017. Estos son los principales, pero ojo, siempre pueden salir nuevos por el camino.

3.000 km. Me hace ilusión llegar a este número de kilómetros durante un año. Ya sé que no siempre la cantidad es mejor que la calidad, pero supone un reto a medio plazo y una reafirmación de que «esto del correr» va para largo, es algo en que se tiene que persisitir y no parar, mientras el cuerpo y la mente lo permita.

En marzo, la Marató de Barcelona. Este año volveré a por la sexta maratón seguida de mi ciudad. Recorrido conocido y sensaciones conocidas, pero no por ello me deja de ilusionar. Correr en «mis calles» y con mi familia y amigos apoyando, no tiene precio. Además, al margen de las «big six», es una de las grandes maratones europeas. Y para más reto: ¿Superaré mi mejor marca en maratón de la edición pasada? El crono se quedó en 3:24:49.

En mayo, Marató del Cap de Creus. Si todo va bien, volveremos con @cerkdti al Cap de Creus a por nuestra segunda Maratón allí. Es brutal el entorno, el paisaje y, en general, toda la carrera y organización.

En junio, Trail Els Bastions. Sí, me voy a lanzar a mi primera «ultratrail», es decir, una carrera de más de 42 km. Sé que no es ultra de 100 km., pero mi prudencia me pide ir paso a paso, sin prisa, pero quien sabe, alguna de 100 caerá algún día. ¡Estoy seguro que será durísima!

En septiembre, Maratón de Berlín. Por fin iré a por la segunda «Major». Después de NYC, Berlín es otra de las «World Marathon Majors» (Tokyo, London, Boston, Berlín, Chicago y NYC). Este año, nos ha tocado el sorteo y Ana y yo, con los buenos amigos Sergio y Laia, iremos a pasar un fin de semana largo y disfrutar de lo que dicen que es una de las maratones más rápidas y bonitas.

Ahora que lo veo todo escrito me parece un poco locura, pero hay mil ganas y voy a ir a por ello de cabeza. Víctor #contigoempezótodo: «compto amb tu per afrontar-ho amb garanties!»

Entre estos hitos intercalaré otras carreras. La primera del año será la Mitja Marató de BCN, que me servirá de test y promete ser entretenida, más cuando estaré acompañado de grandes profesionales y mejores personas ;-).

 

¡Prometo feedback!

 

Marató de Barcelona 2015

IMG_2208El domingo 15 de marzo de 2015 lo recordaré toda la vida. Otro «running day» que se merece un post en este rincón de recuerdos.

El ser cliente de Zurich me permite cada año participar gratis en la Maratón de mi ciudad. ¿Quién hubiera pensado que con un seguro de una casa se podría correr una Maratón? Pues ya es el tercer año que disfruto de esta suerte (en 2012 desconocía la ventaja). Lo cierto es que sin esta «oferta» igual pensaría en otras carreras como la Maratón de la Coruña (Coruña42), que me hace mucha ilusión correr algún día.

Pues si, después de la TCS New York City Maratón ya nos preparamos el calendario pensando en este día. Cuatro medias maratones: Vilanova, Sitges, Granollers y El Prat y con mejor marca en esta última (1:36:53). Entremedio muy buenos entrenamientos con Víctor y tiradas de todo tipo, pero sobretodo centradas en series y cargas. Mirando hacia atrás, no ha sido una preparación muy típica, pero si muy intensa y fallando muy poco. Quizás este es uno de mis fuertes: la perseverancia, pensar en el medio plazo, no fallar en la «última milla».

Durante la última semana creo que lo he acertado con la preparación, la dieta y sobretodo el descanso y dormir bien. Las sensaciones han sido muy buenas durante estos días y todo estaba «preparado». Aún y así, el sábado 14 por la tarde ya empecé con los nervios propios de la carrera. Porque aunque sea la sexta Maratón, nunca dejas de tener esas inquietudes. 42,195 son muchos kilómetros y nunca sabes qué va a pasar o qué va a pasarte.

Y sonó el despertador a las 6:25. Como siempre, un desayuno 2 horas antes a base de un bocadillo de fuet, un plátano, un vaso de zumo y un café solo Arpegio. Una vez más, una ducha para acabar de activar el cuerpo y con la moto directo a la salida en la Fira de Barcelona.

Es bonito acercarte en moto y charlar con el resto de locos/runners en los semáforos (incluso con el frío que hacía). En uno en concreto, un Ironman me dijo: «Hoy, a tope, no hay excusas». Os puedo asegurar que recordé la frase en el km 25.

Al dejar la moto ya tuve buenas sensaciones, el frío justo y la ropa cómoda como nunca. Poco a poco fui acercándome al cajón de salida (el azul de la segunda salida) y allí me quedé, casi sin calentar. El día soleado, el fresquete y el gran ambiente hace que te emociones y más cuando, después del disparo inicial, empieza a sonar «Barcelona» de Mercury y Caballé. Al estilo New York, New York … en ese frío intenso en Staten Island del pasado 2 de noviembre ;-).

Al iniciar la carrera (ya con mucha gente en Plaza España y en el Carrer de Sants), empiezo a detectar que me encuentro muy bien y voy mirando el crono para ir un poco mejor con respecto al objetivo. Al llegar a la primera subida (la del Camp Nou) certifico que tengo fuerzas, no hay dolores y puedo seguir a ese ritmo.

En esos momentos, sobre el km 9 me adelanta un corredor parácticamente desnudo con el bañador de «Borat» y mi cabeza «se gira» y pienso: ¿Qué pasa si me aburro hoy?.

Por suerte me desaparece tal y como viene y continuo muy bien hasta Passeig de Gràcia. Allí me esperan los peques, Anita y MIMG_2214aría y me animan mucho. Voy por delante de la liebre de 3:30 cosa que hace sorprender a Anita.

A partir de aquí ya pienso en llegar al paso por la Media Maratón igual de bien y voy corriendo los km muy a gusto. La anécdota salta cuando un impaciente quiere cruzar la carrera y literalmente chocamos. Por suerte consigo no caerme y lo «expulso». Recupero ritmo e incluso tomo un poco del primer gel, pero me resbala y me quedo sin. Apuesto por «sólo agua» y esto me hace mantener el estómago sin problemas. Me acerco al temido muro, en la Diagonal, pero la ayuda de Mireia y de Santafé&family hacen que lo salte sin problemas. En el km 25 me doy cuenta que lo voy a conseguir, que era ese día o nunca ¡no excusas!. Paso por el km 30 como nunca y aguanto el ritmo durante toda la zona del litoral, donde el sol empieza a apretar.

En el km 34 tengo un primer bajón, pero todo «mi team» consigue reanimarme y sacarme una gran sonrisa:

A partir de aquí ya pienso en la Meta sea como sea. El paso por el Arc del Triomf y hasta que no llegas al km 38 (el agua delante de la Catedral) es muy duro. Del 38 al 40 recuerdo un ritmo mucho más bajo y una lucha mental para no pensar en lo que no funciona, que a esas alturas de la carrera, os puedo asegurar que pueden ser varias cosas.

Al ver el Parel·lel me animo e intento apretar un poco y es cuando, por sorpresa, tengo por primera vez unas rampas en los isquios. Tengo que estirar durante algunos segundos y continuar como sea. Al final, ya viendo a mis peques que me esperan, me da otro calambrazo que hace que tenga que ponerme la pernera a modo de compresor para evitar que «se suban» los isquios. Me viene a la cabeza la frase: «El sufrimiento es momentáneo, la gloria es eterna» … y pa’lante.

Por fin, recojo a Pablo y voy directo a la meta con el objetivo de bajar de 3:30 a tiro. Al conseguirlo (3:29:22), rompo a llorar un buen rato hasta el punto que la Cruz Roja me pregunta por mi estado, a lo que yo respondo: «¡Todo bien! ¡Muy muy contento! ¡Lo hicimos!»

En esos momentos me duele todo, especialmente el pie izquierdo y el hombro derecho que hacen que no pueda levantar el brazo (lo recupero al cabo de 1 hora). Pero todo vale la pena y recojo la medalla con ganas y con la satisfacción de haber logrado algo grande.

Al cabo de poco rato nos encontramos con Anita, Nico y María y me fundo en un fuerte abrazo con todos y Nico diciendo: «¡Papi eres un crack!». Vuelve a salir la emoción. Me acuerdo de la primera Maratón en Barcelona, hace 3 años. En 2012 quería los 3:30, pero esta carrera es muy larga, no la conocía y todavía queda mucho por aprender.

Esta ha sido sin duda la mejor Maratón que he corrido, pero tengo de momento la suerte de haberlas disfrutado todas, cada una con sus circunstancias y sus eventualidades y, como me dijo el Ironman, hoy era el día para conseguir el reto que me marqué hace 3 años: correr por debajo de 5 min/km esta gran distancia.

Ahora, con la llegada del buen tiempo, vuelvo al trail. Resucito mi lado «barrilete cósmico» y me lanzo a repetir, si todo va bien, la Marató del Cap de Creus, pero esto es otro capítulo que ya vendrá :-).

Gracias a Anita por su apoyo diario. A los peques. A mi cuñaaaaaa María. A la family por animarme a seguir, con cabeza y «enteniment». A Víctor por entrenar mi musculatura de forma divertida y dinámica y, en general, a todos los amigos y amigas que me animáis, me hacéis «likes», comentarios … ¡e incluso a alguno que se atreve a correr conmigo! Cosa que me encanta.

¡Muchas gracias!

Btw, aquí os dejo los tiempos de paso. Queda feo que lo diga, pero son «de libro» 🙂

#vamos #run4

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TCS New York City Marathon 2014

Son las 6 de la tarde del 31 de Octubre. En NYC hace un día fresquito, pero agradable. Todavía hay luz natural, ya que en USA no han hecho el cambio horario. Esta tarde Anita, artífice y responsable de que estemos pisando estas calles, y yo separamos las agendas por un par de horas: yo me dispongo a correr por primera vez en esta ciudad y Anita a pasear por la 5th. Ave. y alrededores. Estamos celebrando a lo grande mis 40 años. Toda esta experiencia es su regalo. Espectacular ¿no?

Salgo del hotel y, pasando por Times Square, cojo Broadway hacia el norte para llegar a Central Park. No soy el único, pero las sensaciones son de total locura. ¡Correr por estas calles plagadas de gente, coches, taxis, etc.! Todo cambia cuando llego a Columbus y entro al parque. Eso es otro mundo. Diviso la línea de llegada de la Marathon del domingo, pero solo me acerco para ver el desfile de naciones. Después sigo por los caminos y caminitos del parque. Que sensación parar al lado de “The Lake”, pasar por debajo de los puentes, como miles de veces hemos visto en las películas. Esto se tiene que vivir. No sé si todos mis amigos, amigas y familiares lo entenderán como yo, pero para un corredor, esto es brutal. Empieza el cosquilleo endorfínico. Algún día repetiremos este running con Nico y Pablo. Sería una ilusión que les gustase también este deporte, pero lo tienen que descubrir; yo he tardado 36 años.

thelakeSigo hasta salir a la 5th. Ave. y, pasando por delante del Museo de Historia Natural, me paro a contemplar el Guggenheim, ¡que delicia de edificio!

Noto un cosquilleo de placer al para un momento delante y esperar el semáforo de la quinta. Después voy un poco por Madison Ave., la zona ultra buena, para ya dirigirme de vuelta al hotel. ¡Sin querer se me han ido los pies y me estoy pasando de warm up! La vuelta también es espectacular corriendo por las típicas calles y llegado con muy buenas sensaciones para el domingo. Han salido casi 12 km. Mis primeros en NYC. Ha sido la una experiencia inolvidable. ¿Cómo será correr 42,195 km.?


warm10 días después: recuerdo las buenas sensaciones de este último running previo a la Marathon.

Y llegó el día.

Son las 5:00 de la madrugada, teniendo ya en cuenta el cambio horario, que nunca sabes si es una ayuda o un reto más que se suma a lo que viene a continuación.

Estando en la habitación del hotel, la ruidosa ciudad parece no existir. Silencio. Anita durmiendo y yo pensando todavía en si térmica o manguitos, ¿hará frío? ¿Viento? ¿Qué estarán haciendo mis peques Nico y Pablo? Es domingo 2 de noviembre, «veroño» en Sitges, igual ya corren por el jardín o han ido a comprar pescado con los “avis». ¡Cómo les gusta el buen pescado! Por unos segundos mis pensamientos se alejan de lo que me viene por delante y doy las gracias a mis padres y a mi cuñada por el apoyo logístico en Barcelona y Sitges. También sin ellos, esto no estaría pasando. Estoy nervioso, pero convencido de que va a ser una experiencia inolvidable.

10 días después: todavía no me lo creo.

Me encuentro bien, yo diría que muy bien. Sin dolor de nada, preparado para afrontar una distancia mágica, pero muy dura, cruzando 5 barrios de la capital del mundo. Podéis ver el recorrido aquí.

Como en todas las grandes carreras, empiezo el día con una ducha. Puede parecer raro antes de hacer ejercicio, pero lo tengo ya asumido y funciona como superstición y como forma de activarme. En la ducha suelo pensar un poco en el recorrido: ¿Cómo será la parte del Bronx? ¿Habrá trozos rompepiernas? ¿Disfrutaré de nuevo por Central Park?

Sigo con la equipación que me regaló Anita expresamente “diseñada” para la ocasión. Naranja. Todo naranja y ya con la térmica como primera capa. Decidido: hará frío. Por ello, y calculando que también habrá viento fuerte, me pongo pantalón largo, polar, cortavientos y todo lo que tengo preparado para la llegada y para dejar antes de la salida. Entre estas cosas una manta de Iberia que después me resultará indispensable (truco leído en la revista Runner’s que leo cada mes).


salidahotel10 días después: otro “like” a la foto en Facebook.

Anita me acompaña en este proceso que combina nervios e impaciencia y me da los últimos ánimos antes de salir del hotel rumbo a la 42st. con la 5th. Ave., donde me espera el autocar shuttle hacia Staten Island.

Salgo “todo maqueado» y al pisar la calle 45 ya me doy cuenta del frío y viento que vamos a sufrir. En estos momentos tienes sensaciones contradictorias: “¿Qué estoy haciendo a las 5:30 de la madrugada caminando con esta pinta en NYC?” vs. “Esto es mágico. Aquí estoy. Voy a por ello.” Paso por los «delis» abiertos a todas horas y con ese olor tan reconocible, algún espabilado ya tiene café “Starbucks” en las manos, de esos dulzones; yo me voy tapando lo máximo que puedo y camino a buen ritmo empezando a grabar la experiencia en la famosa GoPro que me regalaron los amigos para mis 40.  Pienso mucho de Anita y en los peques.

En la esquina citada nos encontramos centenares de runners de todos los paises. En este momento converso con un italiano y un australiano también “novatos” en esta Marathon de NYC que están tan alucinados como yo de la extraordinaria organización y del frío y viento. Después volveré al tema, pero ¡¡Qué grandes los 10.000 voluntarios!! 10.000 almas que dedican el día entero a que a 50.000 locos no les falte nada.

En el autocar se sienta a mi lado un runner de Manchester que me explica sus maratones en Sudáfrica, Venecia y en la propia Manchester. Atravesamos Manhattan, no me pierdo ningún detalle y vemos que lo difícil va a ser el viento y las condiciones metereológicas. Como dijo él: “No nos asusta la distancia, nos asusta el clima”.

La llegada a Staten Island es para no olvidar. En un enorme espacio estamos las más de 50.000 almas que vamos a ser los protagonistas en unas cuantas horas. En ese momento rozábamos los 0 grados de temperatura, con mucho viento y pensando que iba a hacer 3 horas allí. El tiempo iba pasando entre cafés americanos a modo de estufa, bolsas de basura como anoraks o cortavientos, centenares de lavabos repartidos por todas las esquinas (por un momento pensé que no era mala solución estar un rato en uno de ellos para evitar el frío, pero sí era mala solución). De esos momentos salió el famoso gorro de Dunkin Donuts que luego ha resultado ser la pieza de la indumentaria más comentada y recordada.

statenA falta de 2 horas estaba de esta guisa pensando que eso era como un campo de refugiados, realmente un espectáculo dantesco, difícil de entender para cualquiera, incluso para los más enganchados al running. “Nico y Pablo vuestro padre está como una verdadera regadera”. ¿Qué estoy haciendo aquí?guisa1

Después de conversar con quien podía para no morir congelado y dejar la ropa en el típico camión de UPS para recogerla en la llegada, a las 9:45 entramos en el corral C para ya disponernos a empezar a correr. A estas alturas ya con menos ropa “encima”, pero si rodeados de kilos y kilos de ropa tirada o más bien dejada para beneficencia (he leído que 26 toneladas).

corralEl ambiente es muy bueno, pero algo recatado entre los nervios del reto colosal que nos venía encima y el frío que estábamos pasando. Sólo algún grito (un ¡¡¡vamos!!!, mío por cierto, seguido de un ¡¡¡som-hi!!!).
salidaY de repente empezó a sonar “New York, New York” de Frank Sinatra y nos dan la salida hacia el puente de Verrazano-Narrows. Aquí ya mi cuerpo reacciona entre subidón y llorera, te sientes especial, algo que difícilmente se puede explicar: estás ya corriendo en la TCSNYC Marathon!

 

 

El paso por el largo puente resulta difícil por el viento (de hecho los participantes en silla no lo hacen), pero la emoción es tal que nada te puede parar, ni las rachas laterales que casi me tumban, ni la subida inicial, nada, todo NYC para nosotros. La ciudad nos espera.

A partir de aquí empieza el recorrido por los barrios Brooklyn y Queens. Contrariamente a lo que me esperaba, se me hace muy llevadero. A ritmos algo más lentos de lo previsto, pero con la idea de que me irá bien para afrontar Manhattan. El ambiente es para alucinar. Parece la cabalgata de los Reyes Magos, siendo nosotros los protagonistas. Saludamos a los que nos animan, grupos de música que tocan sin parar, voluntarios repartiendo agua, Gatorade … ¡algunos estuvieron 6 horas repartiendo!
queensLas largas calles de Brooklyn van pasando. Voy grabando y viviendo todo al máximo, pensando que realmente eso es algo excepcional. Y entramos en Queens con alguna calle especialmente bonita y con mucha animación. Aquí llegamos al paso de media maratón con buenas sensaciones y ganas de seguir hasta la milla 16, después del puente de Queensboro,  donde está Anita animando!

Dicho puente se hace duro, pese a que las vistas hacia el downtown son brutales. Aquí me doy cuenta que voy a entrar a correr por Manhattan! (será la segunda vez después de estrenarme el viernes pasado y disfrutando como nunca).

 

 

En la milla 16 me espera Anita!! La ilusión que tienes cuando te animan es brutal y más si es Anita la que me espera. A ella le debo todo esta experiencia. Sin ella no lo conseguimos. El abrazo es inmenso y me de fuerzas para seguir por la 1st. Ave. hacia el norte.
abrazoEn estos momentos recibimos viento helado de cara y la cosa se pone difícil. Toda la 1st. Ave. no es un momento bueno, pero es cuando empieza a funcionar lo que debe funcionar siempre: la cabez. bronxEn el 32km. ya entrando en el Bronx empiezo a imaginarme la meta como recurso para avanzar a la máxima velocidad, que en ese momento ya era poca o más bien racheada como el viento y el frío. Parece mentira pero ni 32 km. hacen que el frío de Staten Island desaparezca por completo.

En el Bronx, me hace muy ilusión y perplejidad ver una pancarta que reza “Gracias por visitar el Bronx” ¿Gracias a nosotros? ¡No! ¡Gracias a ti por estar aquí animando!

El paso por Harlem también es durillo hasta que encaramos al 5th. Ave. ¿Estoy corriendo por el centro de la quinta? ¡Pero esto que es! Sí, es un privilegio que intento disfrutar entre el frío y las molestias de estómago.

stomagoJusto en este momento una niña me acerca una cookie que al rato pienso que es caviar de lo bien que me sienta. Al cabo de un rato entramos en Central Park dejando el museo Guggenheim a mano izquierda. Mi edificio favorito. Siempre que lo he visto cerca, he estado un buen rato simplemente mirándolo. Pero esta vez tenía un poco de prisa. No paro, pero me da tiempo de hacer una foto.

llegada

 

Una vez en Central Park la suerte ya está echada y cada vez el bullicio es mayor. Las continuas pancartas, gritos y ánimos te hacen literalmente olvidarte de todo y te transportan hasta la meta.

Por delante del Hotel Plaza y hasta Columbus ya te crees, no un Rey Mago, sino el rey del mundo. Lo estás haciendo, estás llegando, vas a ser finisher.

En pocos minutos entramos de nuevo a Central Park donde también me espera Anita en la grada VIP. La emoción es tan grande que no paro de llorar hasta la llegada. Unos segundos antes de entrar a la meta pienso en ella, en mis hijos Nico y Pablo, en la familia, en los amigos. Un sueño hecho realidad. Llego. ¡Somos finishers de la TCSNYC Marathon de 2014!. ¡Lo hemos conseguido Anita! La marca carece de importancia. Acabo en 4:04:43 (el 15.916 de 50.564 finishers). Mi quinta maratón.

10 días después: me emociono al escribirlo.

Pero esto no acaba aquí, avanzo en la línea de meta entre decenas de runners. Nos ponen la deseada medalla, nos hacen fotos, nos felicitan, nos dan una manta térmica que obviamente guardaré y avanzamos para recoger la ropa. En este trayecto no soy ni capaz de abrir la isotónica y tengo que pedirlo a un voluntario, que a juzgar por su cara lo hago feliz. En este momento (y, ojo, también en otros instantes del la carrera) me acuerdo de mi entrenador personal Víctor Saavedra. Llevo con él casi 4 años entrendando cada semana y a él le debo toda la preparación y que pueda acabar estos retos en buen estado y sin lesiones. Víctor: la quarta al sac!. Gràcies crack!

El frío sigue apretando y el cansancio también, pero lo que quiero es ver a Anita, llorar más y abrazarnos, porque lo hemos conseguido.


medalla10 días después: otro “like” a la foto en Facebook.

Por fin llego al camión de UPS con mi ropa. Me cambio y con mi medalla voy directo al Isabella’s, nuestro restaurante preferido, donde había quedado con Anita. ¡Allí está la causante y responsable de toda esta alegría y felicidad! Nos abrazamos y explicamos las sensaciones mientras con cierta dificultad vamos hacia el metro.manta

El primer reto post Marathon es bajar escaleras. Por suerte me encuentro bastante entero y bajo dignamente. En este vídeo de esas mismas horas veréis que no todo el mundo corrió la misma suerte como se ve en este vídeo del The New York Times.

After the New York City Marathon

 

Casi a las 4 de la tarde llegamos al hotel. La ciudad es un río de gente desencajada, con mantas térmicas, pero más felices que nunca. Todos con nuestra medalla.

Ya en el hotel es la hora de descansar, aprovechar la wifi y ver el aluvión de ánimos y felicitaciones recibidas en las redes sociales. Es otro momento muy intenso que hace que me vuelva a emocionar. No sabéis cómo se agradecen y se notan los ánimos y felicitaciones antes, durante y después de la carrera. Se notan mucho. Amigos y amigas, ¡sois muy grandes!

Consigo estirar un poco y descansar. No duermo, no puedo.

Por la noche celebramos el éxito en el NOBU, un restaurante japonés en la calle 56 entre la sexta y la quinta. El placer de comer y beber bien junto a Anita, después de una carrera tan larga, no tiene precio. Disfrutamos mucho. Nos lo merecemos.

… y al día siguiente, muy recuperado: good morning NYC. ¡Somos finishers y vamos a visitar la ciudad con la medalla al cuello!

medalla-2

10 días después: empiezo a pensar en nuevos retos. ¿Completar las 6 majors?