Correr no es sólo correr

Los que me conocen saben que sí, que soy persona de explicar mis sensaciones y pensamientos a mis amigos y gente querida. No me gusta quedarme con nada dentro, sin compartirlo.

Ahora bien, creo que siendo insistente en hablar de «correr», nunca que he «evangelizado», es decir, nunca he apretado a nadie a que conozca lo que algunos, un poco exagerados la verdad, lo llaman «forma de vida».

Pero si creo que correr te da otra visión y por eso quería escribir estas líneas. Correr no es sólo correr. A veces pienso en el día en que empecé y en la forma en la que lo hice. Estuve varios años corriendo «curses» de forma muy popular: la Cursa de El Corte Inglés, la Cursa de Bombers, la Jean Bouin, la Mercè, hasta que en septiembre de 2010, en Sitges, decidí calzarme las «nike de correr» y bajé por primera vez de 55 minutos en 10 km. Creo que en ese momento es cuando «me picó» el virus del running.

¡Y qué suerte tuve! Eso es lo que pienso casi cada día. Qué suerte que haya caído en este mundillo. Es cierto que por una parte puede llegar a ser como una «droga». Lo necesitas. El cuerpo te da mensajes como si necesitara la sensación de haber corrido. Pero por otro lado, si lo moderas y consigues darle su peso en tu día a día, se convierte en algo sensacional. De aquí la frase: «No corro para vivir más días, sino para vivir más los días»

Hoy es de esos «días de cada día» que miro los kilómetros realizados (100 este mes de abril y más de 700 este año) y me salen estas reflexiones que, sin ser «grandes», me apetece escribir.

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A dalt de tot …

«A dalt de tot» … daltdetotasí es como nos sentíamos Anita y yo hace justo un mes en NYC. Ese día frío y ventoso lo recordaremos toda la vida. Cuando 1 mes después y 200 km más en las piernas recibo los emails que envía la gente de NYRR y veo las fotos, los vídeos y diversos relatos de participantes como yo, me traslado directamente a esos momentos «mágicos». Creo que muy a menudo olvidamos muy rápido y lo que comunmente se llama «el día a día» nos arrastra y no nos deja pensar, recordar, redisfrutar.

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Pues ayer quisimos hacer un alto en este «día a día» y celebrar juntos la aventura de hace un mes. Celebrar esos días previos repletos de nervios e ilusión. Ese madrugón. Ese frío polar. Ese viento infernal que me impedía avanzar recto y que me congelaba en las avenidas de Manhattan. Esa llegada entre llantos y cansancio. Esos paseos con la medalla en el cuello … ese largo etc.

Y como seguimos «a dalt de tot» … ¿Qué mejor que celebrarlo en dicho restaurante?  De la saga de Morri Fi y Mitja Vida, el Dalt de Tot lo denominan «snack bar» y es un buen lugar para degustar comida auténtica y directa. Sin pretensiones, pero esos placeres básicos que comes con ilusión: tortilla, padrón, champis, patatas … os lo recomendamos!

… y justo nos podemos descargar el certificado:

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