EXP Val d’Aran by UTMB

El 7 de julio de 2024, 20 días después de cumplir 50 años, volví a cruzar la meta de una carrera muy retadora: la  EXP de Val d’Aran by UTMB. Se trata de la carrera de 33 km con 2.100 de D+, de este evento, uno de los tres «Majors» de UTMB (sólo hay dos más, uno en Tailandia y otro en California).

Todo empezó el verano pasado que, animado por Víctor Saavedra, decidí empezar a conseguir «UTMB running stones» para poder algún día correr las finales en Chamonix. Y revisando el calendario encajaba tanto la fecha como el lugar y la distancia y la verdad es que no me ha defraudado. Es más, ya estoy esperando que abran inscripciones para el año que viene repetir; parece que será el 18 de septiembre a las 11 am.

La preparación

Como ya es habitual en los últimos años, la preparación no ha sido la mejor, y no por culpa de Víctor Saavedra que, como siempre, me ha acompañado en todo este proceso y ha hecho los calendarios correctos, sino más bien porque después de todos los meses de invierno «mentalmente» ocupados, básicamente en el esquí, volver a tope requiere un tiempo y eso ha sido más atropellado de lo habitual. En cualquier caso es más bien una «autoexcusa» ;-). Sabiendo la situación, ya buscamos una carrera que fuese en julio, es decir, un mes después del año pasado que fue a principios de junio, con el objetivo de tener más tiempo de preparación. Aun y así junio ha sido un mes un poco complicado, con una caída y lesión en la mano entrenando y con un posible Covid, lo que ha supuesto llegar justito, pero con muchas ganas … ¡y sintiéndome fuerte!

La ida hacia Vielha

Esta vez, hemos tenido un acompañante de lujo, Nico. Normalmente estos desplazamiento «de running» los hago con Anita y aprovechamos para estar unos días fuera. Pero esta vez, por calendario, todo fue más justo y tan solo pudimos tener un día, con lo que el sábado por la mañana, el día anterior a la carrera, conduje las 3 horas y 46 min que hay de BCN a Vielha. Si, no son tres horas como dicen algunos. Llegamos con un día gris, lluvioso y fresquete, con el tiempo justo para el «check in» en el hotel Vielha Baqueira con una ubicación excelente a 200 m. del arco de salida.


Momentos previos

A Vielha llegamos sobre las 15 h. pm., por lo tanto, me quedaban menos de 24 horas para la salida, exactamente 17 horas. Poquitas para disfrutar del ambiente de Vielha y acumular nervios y ganas de empezar la EXP. Lo primero que hicimos fue comer en La Carbonara. Todo el pueblo respiraba mucho ambiente de corredores y corredoras. Algunos habiendo terminado las carreras largas, otros, como yo, con rostro de tensión.

Justo después de comer nos dirigimos al Village de la UTMB. Menudo montaje tienen. Las grandes marcas de trail tienen su presencia en esta feria y todo está muy bien organizado: recogida de dorsal con chip, pulsera, merchandising, etc.

 

 

Al estar al lado del hotel, en pocos minutos estuve en la habitación preparando al típica foto previa a la carrera. Como decía Nico: «la juntada».

 

La coincidencia con el Tour y la Eurocopa hizo que la tarde fuera muy tranquila, descansando en el hotel y tan solo con un pequeño «paseo de tiendas» antes de acabar en el restaurante Nosati para la cena previa a la carrera. Toda la tarde-noche lloviendo y con frío … ¿qué me encontraré el día siguiente?

 

La carrera EXP

Llegó el día. Rutina clásica de carrera, es decir, despertarse 2h antes de las 8:30 am., hora de salida, hora para estar en el arco que tanto deseas cruzar unas horas después. Estas dos horas las destino a ducha, desayuno bueno y conocido (nada de inventos) y a decidir la ropa inicial. El día es gris, lluvioso y frío (lo contrario a lo que me gusta para correr), por lo tanto, decido añadir manguitos a los brazos (que después no me sacaré en toda la carrera).

Todo listo. Debajo del arco y … sorpresa, el Garmin empieza a «pajarear». Quedan tan sólo segundos y lo reinicio a la vez que activo Strava con el «Beacon» para estar localizable por Anita (junto con la App de la propia organización, hoy en día se puede seguir de forma casi exacta).

Se da la salida y el Garmin sigue pajareando unos 3-4 minutos cuando parece que se estabiliza. Justo en este momento se inicia la primera subida casi vertical, en fila de uno, con mucha humedad y terreno embarrado. Subo sin palos y creo que es un acierto. Al llegar arriba (km. 6) bajada impresionante con Vielha a mano derecha, pero tapada por la niebla que todavía seguía muy activa.

Después de la bajada, corremos hasta Arties en un tramo que subía, pero bastante llevadero. Si repito el año que viene, seguro que aprieto más. Al poco rato del primer avituallamiento (km. 9) iniciamos una segunda subida (también sin palos y con niebla). Sigo con buenas sensaciones e incluso bajo mejor de lo que suelo bajar. Aquí ya estamos en el km 16.

 

Después de un tramo más sencillo, llegamos a un avituallamiento principal (debe ser de los de las carreras largas). Muy completo. En este momento ya salgo con palos para encarar las dos subidas que quedan y la temida última bajada, es decir, unos 13 km.

La primera subida, ya con palos, me resulta muy lenta y pesada. Creo que no corro mejor con los palos. Es más, llego al último avituallamiento incluso algo mareado. No puede ser por comer o beber mal por que he ido cumpliendo lo planeado y lo he recepcionado muy bien. Podria ser por cansancio o incluso por estar a más de 2.000 m. de altura.

Después de este pequeño parón para beber MUCHO y recuperar, inicio la última subida, ya con un sol imponente, para llegar con una pareja (madre e hija) a la cima de la antigua estación de esquí de La Tuca. Impresiona ver los «restos» de la estación, al margen de la espectacular vista … ¡y viento! (el que faltaba en la fiesta). Una vez arriba (km. 27) me encuentro bien y empiezo a bajar.

Quedaban 6 km. que pueden parecer pocos, pero se hicieron eternos. El primer tramo de bajada lo salvo, pero empiezo a notar cierto dolor en las articulaciones. Decido bajar con más calma hasta un tramo con menos pendiente en el que vuelvo a apretar. Ahora si que creo que llego en el tiempo que quería, pero la carrera y mis piernas me tenían reservada una sorpresa.

Después del tramo de bajada más plano y con los gritos de ánimo de unos y unas voluntarias (hago un pequeño inciso: ¡qué valor y cómo se agradece el trabajo desinteresado que hacen! ¡Muchas gracias!), noto unos calambres nunca vividos en el basto interno de la pierna izquierda. Una sensación horrible que no sabía como parar hasta el punto que creía que debía estirarme en el prado y esperar a ver que pasaba. Quedaban «sólo» 4 km. Por suerte, estiré de una manera que conseguí recuperar la pierna y caminar a medida que bajaba y consumía lo que me quedaba de «chuches» y geles.

Por arte de magia se recupera la pierna y bajo de cualquier manera hasta el km. 31 cuando, faltando sólo dos, vuelvo a tener el mismo episodio e incluso también con sensación parecida en la pierna derecha. Hago el mismo proceso y consigo recuperarme de nuevo. Cuando digo recuperar es ser capaz de con la estrategia «Ca-Co» llegar a la zona plana. Una vez allí, ya en las calles de Vielha, el griterío, ver el arco de meta y a Nico grabando y animando, hacen que haga el último esfuerzo y haga sonar la campana de la meta.

Como el nombre de la carrera indica (EXP), fue una experiencia completa. Os aseguro que del km. 26 al 33 pensé en nunca más hacer ninguna carrera más. Después de cruzar la meta, abrazar a Anita, recoger la medalla y recuperarme con una buena cerveza (de la organización, por cierto), sólo pienso en la siguiente y, ¿por qué no?, en 2025 o 2026 estar en las finales de Chamonix.

Quiero agradecer especialmente el apoyo incondicional de Anita y de mi entrenador Víctor. También a la organización y voluntarios de la Val d’Aran by UTMB. Sin duda, esta carrera ha sido una de las que guardaré mejor recuerdo.

¡Hasta la próxima!

Ultratrail Menorca Camí de Cavalls 2021 (TMCS 85 km.)

Vuelvo al blog, el motivo lo vale.

A pocas horas de cumplirse una semana de la salida de mi super reto de cruzar la Isla de Menorca, me decido a escribir la sensaciones de esta aventura. Sí, una semana después, porque para mi este hito ha sido de tal calibre que me sirve la metáfora de la copa de champagne: «una vez servido, deja que baje la espuma para degustarlo, pero no tardes mucho, que se calienta». Pues dicho esto, es después de esta primera semana post-reto cuando ya me veo capaz de estructurar un «relato». Espero que os guste.

¡Lo hicimos Anita, lo hicimos!

Entre llantos de emoción y ultra cansancio esta frase es la que le le dije a mi mujer al atravesar las típicas puertas del Camí de Cavalls, como último paso para atravesar la meta. Si ella, no lo hubiera conseguido. De hecho, es gracias a ella que me «empujó» a realizar este reto (que ya llevaba pensando hace unos años) y quien ha sido la principal supporter el día de la carrera, pero sobretodo los 5 meses de preparación. Gracias por tu paciencia, apoyo y determinación. Esta TMCS es también tuya.

Pues así es como se inició esta aventura. Paralelamente a tiempos de cambios de retos profesionales, me inscribí a esta mítica carrera de ultratrail. Las dudas iniciales sobre qué distancia realizar (100 km. del Camí Nord o 85 km. del Camí Sud), porque nunca me planteé la vuelta entera a la isla de Menorca (185 km.); se disiparon cuando la salida de la de 100 km. era a la 1h. de la madrugada. Decidí entonces ir hacia el sud, cuya carrera se inciaba a una hora «un poco más prudente», las 6:30 h. del sábado 22 de mayo de 2021. De esta forma ya evitaba correr por la noche más de la mitad de la carrera, es decir, un punto de entreno menos. Y de esto es lo primero que quiero hablar.

A partir de aquí se inició un camino de 5 meses de entrenamientos de todo tipo, pilotados por Víctor Saavedra. Precisamente este año se cumplen ya 10 años que me acompaña en mis locuras. Como cada año ha sido vital en muchos aspectos, como por ejemplo, conseguir evitar las lesiones y hacer que dentro de lo duro, los entrenamientos fueran diversos y diversificados. GRÀCIES VÍCTOR! Una més a la saca! ¡Contigo emmmmpezó todoooo!

(ejemplo de entreno semanal)

A la vez, otra participación fundamental ha sido la de Marta Cot. Por primera vez he tenido al lado una experta en nutrición deportiva, con la que he estado 1 año para afinar peso y condición física. Además me estructuró todo el  plannig km. a km. de comida, bebida, sales y suplementos. Para muestra, la foto de la «chuleta». GRÀCIES MARTA!.

Pues efectivamente han sido 5 meses duros de entrenamientos casi diarios en los que he sumado más de 1.500 km. corriendo, pero a la vez con la mirada puesta en el objetivo de, como dice el slogan de la carrera: «ser leyenda».

Otro aspecto diferencial a otros retos, al margen de la nutrición, es la preparación de material y todo lo necesario para poder correr durante mucho tiempo. En estos meses he probado zapatillas, calcetines, mochilas, palos, pantalones, reloj, gafas, gorra, auriculares, etc. En fin, todo un mundo de material casi infinito que derriban por completo aquello de que «correr es el deporte más barato».

A medida que avanzaban los meses, también incrementaban los nervios, unidos con una sensación de «feina ben feta». Cumplía con los entrenamientos y sobretodo iba entrenado la comida y bebida. También incorporando en la dieta nuevos «elementos» como el magnesio, la proteína o los BCAA.

Dada la distancia, al menos quería asegurar que todos los «kpis» estuvieran con buenos datos. De esta forma, reducir las eventualidades o sorpresas al mínimo, que ya es mucho en una carrera de 85 km., en las que te puede pasar de todo.

Y llegó la semana previa a la carrera. En plena época de convivencia con el coronavirus, no podía faltar los cambios y actualizaciones de última hora, así como las informacions acerca de PCR’s, antígenos etc.

Con todo ello, aterrizamos en Menorca el viernes 21 de mayo a las 12h. después de superar todo los «obstáculos» de aeropuertos, vuelos, controles, coches de alquiler etc. Pero con todo ok, nos plantamos en nuestra querida isla. Cada vez que la piso, tengo esa sensación de «estar donde quieres estar». En esta ocasión además de «paz», convivía conmigo un nudo en el estómago, la «anaconda» de la carrera. En pocos minutos llegamos a casa de mi tía Isabel en Maó, donde ¡no podíamos estar más cómodos!

Después de comer proteína y seguir cargando hidratos, fuimos a buscar el dorsal a Ciutadella. Quién ha corrido grandes carreras conoce ese ambiente previo, de tensión, de nervios, mezclados con ilusión, locura y respeto. Esto me lo repetía casi cada día: «a disfrutar, pero con respeto, que son muchos kilómetros».

 

 

 

 

 

 

Mucha emoción ver como mi hijo Nico se implicó todo el día e incluso hizo su «story» en Instagram para animarme. A veces pienso en si estas locuras son un buen ejemplo para ellos. Espero que se empapen de lo bueno: el reto, la persistencia, no abandonar a la primera, el esfuerzo, etc.

Con el dorsal en la mano, sólo quedaba cenar bien, descansar y esperar a que el despertador (a las 4:30 am) sonara para dirigirnos a la salida. Todo preparado y a dormir. ¡Confesaré que el mapa me lo sabía de memoria!

La noche pasó rápidamente, pero con sensación de haber descansado. Esos famosos «kpis» seguían en su sitio. Apuramos las últimas ingestas en casa para desayunar y con Anita de supporter nos dirigimos a la salida en Es Castell. En esos momentos los nervios estaban a flor de piel. Justo salían los corredores de la larga y los 200 locos y locas nos metíamos en el campo de futbol para ponernos en fila y a correr. Este ya era un punto sin retorno. Aquí ya empecé a dibujar la meta. Me esperaban 85 km. de quién sabe qué, pero tenía claro que lo quería disfrutar. El esfuerzo para llegar a punto a ese momento había sido de tal calado, que no podía pensar en nada más que en el «sal y disfruta» del maestro Johan (el famoso «saldefrutas»). Anita me daba el último beso y a por ello.

Todo era «ideal». El tiempo, las ganas y las sensaciones. De repente empieza a sonar el himno de la carrera y aparece la piel de gallina a la vez que las piernas se empiezan a mover. ¡Empezamos! Veo a Anita que me graba y ya pienso en que tengo ganas de llegar a Sant Tomás (mitad de carrera) para volver a verla y comentar la jugada.

Pasan los primeros kilómetros con el puerto de Maó a la izquierda y rápidamente nos metemos en tramos difíciles, pero donde se puede correr bien. Me encuentro bien, a mi ritmo, viendo como poco a poco me voy adelantando a los tiempos de paso previstos. Sant Esteve, Alcaufar, primeras calas completemante desiertas. Brutal.

Con el sol en la espalda llegamos a Punta Prima racionando la bebida para llegar bien al avituallamiento de Binibeca. Aquí ya me encuentro a los de la larga, que poco a poco vamos adelantado. No dedico mucho tiempo, pero si que relleno bidones, como el plátano y seguimos.


Foto by Siscu Pons

El siguiente paso fue pensar en el km. 30. Pasando por la olla y la cala de Binisafua todo se hace más ligero. Pero la cosa cambió un poco al pasar por el primer tramo de interior. En este momento veo la primera caída de un corredor, por suerte no tiene mayor consecuencia. Seguimos rumbo a Cala’n Porter con un grupo de 7 corredores más o menos del mismo nivel. Al llegar al avituallamiento sigo la misma rutina y ya me pongo como objetivo la mitad de carrera en Santo Tomás.

En este punto piensas que faltan 55 km. Por lo tanto, que eso «ya casi lo has entrenado». Aún y así, sigo prudente para no «quemarme». Van sonando canciones de la lista TMCS85 de Spotify hecha para la ocasión. El tramo lo conzco bien. Espero con ilusión llegar a Lucalarri, cala que recuerdo del verano anterior en una salida con mi hermano Xavi y mi cuñado Uri y que es la previa a Son Bou. Aquí empieza a picar el sol y se hace un poco pesado el trozo de asfalto hasta enlazar con un tramo fácil hasta Santo Tomás. En estos momentos el grupo es de 4 personas incluido un corredor de la larga. Espero con ilusión llegar al avituallamiento para ver a Anita y para refrescarme y coger fuerzas. Lo cierto es que en ningún momento pienso que ya llevo más de una maratón de trail.

 

 

 

 

 

 

En este punto de la carrera (km. 44) se agradece ver a tu mujer totalmente comprometida con el reto. Fue el momento de reponer fuerzas, recolocar los zapatos, calcetines, beber coke, etc. Se hace raro parar 15 minutos, pero es cuando realmete te das cuenta de que estás en una ultra.

No era consiciente que empezar de nuevo a correr significaba ir a por la meta. En este punto recordava algunos mensajes que iba recibiendo en el proceso de preparación de gente que no dudaba en que lo iba a conseguir. Ese momento era el relevante para «volver» a correr. El trayecto hasta Cala Galada es bastante bonito. Pasamos por toda la zona interior de Trebalúger (sin llegar a ver la cala, una de mis favoritas), pero con un trote ágil. En la cala Mitjana si que vemos la famosa arena blanca y el mar para en pocos minutos entrar en la urbanización de Cala Galdana. En los tramos de bosque encuentro a dos amigos uno de los cuales tiene problemas en el isquio. Más adelante abandonará.

Es en Cala Galdana donde ya veo tres personas con problemas para seguir. Aquí con 55 km., restan 30 km. (¿2 de 15 km., 3 de 10 km.? ; todo ejercicio mental es válido para seguir).

Estos kilómetros que quedan por delante los hago totalmente solo. Ni adelanto, ni me adelanta nadie. Una sensación extraña que hace que le de mucha importancia a la música y a cada persona que me cruzo que normalmente aplaude y anima. Paso por un episodio muy divertido cuando cruzo el chiringuito de Macarella en el que se forma un pasillo de gente (con cervezas en la mano) que me animan como si fuera un profesional.

Sigo mi ruta a Son Saura cuando en una zona muy solo y cerca del mar, me ataca una gaviota. Entiendo que defendiendo su nido. Pero no hace especial gracia. Justo después aparace de la nada uno de estos fotógrafos impagables que lanza esta instantánea:

Llego a Son Saura. Llevo 65 km. Quedan 20 km. Parece que lo tengo hecho, pero nada más lejos de la realidad. Antes Anita me ayuda mucho a rellenar, beber más y sobretodo me hace una pregunta clave: ¿A qué hora nos vemos en meta entonces? En ese momento veo que no hay más remedio que llegar. A seguir.

 

 

 

 

 

 

 

 

En consecuencia, empieza una carrera de 20km. con una parada en el Cap d’Artruitx en el km. 8, es decir, en el km. 73 de la ultra. En este tramo me pasa casi de todo por la cabeza: esto se hace largo, no conozco la zona, calor, sin teléfono, etc. Pero gracias al «buen» beber y «buen» comer, mantengo bien el tipo y llego al siguiente avituallamiento. Ha habido un tramo muy difícil, aquella sensación de correr como puedes, más con la cabeza que con las piernas. Pero ya «sólo» quedan 12 km.

En el avituallamiento me animan mucho; todas las personas voluntarias se merecen un 10. Me avisan que de estos 12 km., 7 km. son «difíciles», vaya, que no son agradables para correr. Y no me engañan. Hasta el km. 80 lo paso mal. De hecho, en algún momento, con el calor y estando solo durante muchos kilómetros, me da una «pájara» en la que tengo cierto vértigo, quizás como una sensación de «agorafobia». Música, beber y comer es la solución hasta llegar a una zona más urbanizada donde ya no paro.

Estos últimos 6 km. ya los corro pensando en lo «loco» del reto. En ningún momento de la carrera miro el reloj. Pienso en que canción me tocará llegando. El subidón es máximo entrando en Ciutadella, bajando por el puerto, cruzando S’Amarador y subiendo la última rampa. Aquí me guardo los auriculares para notar el ambiente de la llegada. Abro la valla, cruzo la meta. Oigo a Anita gritando, al speaker diciendo mi nombre. Lloro. Como dice el slogan: «soy leyenda».

Después de unos primeros minutos muy aturdido entre llantos, gritos, música, etc. me empiezo a recuperar y me abrazo con Anita.  Sigo sin creémelo mucho. Me acompañan a recoger la medalla y a hacerme una foto con ella. Me voy recuperando.

A los 5 minutos ya lo veo claro, ¡he acabado una ultratrail de 85 km. en 12h.! De hecho alguno más:

 

 

 

 

 

 

 

¡Lo hicimos Anita, lo hicimos!

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Me gustaría destacar la impecable labor de los voluntarios en todos los avituallamientos, información, salida, llegada, recogida de dorsal etc. También agradecimientos a la organización, a Otso y Elitechip. ¡Sois brutales»

Por último no me quiero olvidar de dar las gracias a amigos, amigas y familiares que me han animado, soportado, ayudado y felicitado en todo momento. Mención especial a Pedro Clapers por su generosidad en dejarme su super Garmin Fenix 6xPro (gadget con batería suficiente para aguntar las 12 horas). Te lo devuelvo esta semana 😉

Ahora a disfrutar de lo vivido, a mantener la forma y a pensar en nuevos retos ¿Quizás el Camí Nord Anita? jajaja.

2 maratones, 2 deportes, 2 finishers

Ahora que nos acercamos ya al final del quinto mes de 2017, me hace ilusión mirar atrás y disfrutar un poco de lo planeado y conseguido. Como dice el gran Víctor Küppers: «a veces hay que parar … porque si paramos, reparamos». Estamos demasiado metidos en el día a día, en ir poniendo «checks», en planear «next steps», pero de vez en cuando vale la pena poner el freno de mano y reflexionar.

Por todo esto, me apetece escribir acera de los dos primeros retos del año que he podido cumplir. Por un lado la Zurich Marató de Barcelona, «mi maratón» de asfalto; por el otro, la Marató del Cap de Creus, algo más que una maratón, tanto por el kilometraje como por la intensidad, localización y dureza.

Ambos retos tienen cosas en común:

  1. La distancia. Con estas ya son 9 las maratones que llevo conseguidas y sigo  teniendo un gran respeto a la distancia (por cierto, creo que vale la pena mantener siempre este respeto). En 42 km. (o más) puede pasar de todo: buenos momentos, «pájaras», calor, viento, frío, rampas, llagas, buenas sensaciones, bloqueos de piernas, bloqueos mentales, etc. Mejor estar preparado para todo.
  2. El entrenamiento. Ambos retos deben prepararse bien y siempre desde la prudencia. Tengo la suerte de no tener lesiones o, al revés, igual entrenar bien, con cierta tranquilidad, me las evita. En cualquier caso, una vez más, doy las gracias a Víctor … #contigoempezótodo. Las intensas sensiones en 10.01 Health Coach han valido la pena. Dos tipos de preparaciones para dos retos muy diferentes, pero … ¡lo hicimos!
  3. Running vs. trailrunning. Si la preparación es diferente también las carreras son muy diferentes. Las dos tienen el componente individual, porque al final son mis piernas, mi cabeza y mi corazón los que me llevan a la meta, pero sin duda también influye el trabajo en equipo. Por un lado, la Maratón de Barcelona no la conseguiría sin el apoyo incondicional de mi mujer Anita, mis dos hijos Nico y Pablo, amigos y amigas. Por el otro, bajo mi punto de vista, en los trails de montaña es indispensable ir en equipo. Por suerte desde ya hace más de 5 años ataco estos retos conjuntamente con Christian Palau (@cerkdti). Sin duda, sin su ayuda, no llego a la meta de Roses este año.
  4. La satisfacción de cruzar la meta y ser «finisher«. Al final, sea cual sea el tiempo empleado, el sufrimiento, el placer, no hay nada como llegar al final, levantar los brazos y pensar que una vez más se ha conseguido.

Marató de Barcelona (12 de marzo)

Este año las sensaciones previas eran de muy buena preparación, pero con el detalle de haber ganado algo de peso con respecto a 2016. Por lo tanto, el objetivo era conseguir una marca similiar a 3:24:49, pero sobretodo disfrutar al máximo. Más bien dicho, disfrutar al máximo y durante el máximo número de kilómetros.

El viernes, fieles a la cita, Anita y yo fuimos a recoger el dorsal y evidenciar el ambientazo de la maratón y lo que genera a nivel deportivo, social e incluso económico.

El domingo todo amaneció perfecto. Uno de mis miedos eran los 5 primeros km. ya que es cuando todavía no tengo el cuerpo «preparado» y muchas veces pienso «que estoy haciendo aquí». Pero, viendo los datos, al final fueron mis mejores 5 km. en una maratón (con parón incluído para hacer pipí).

A partir de aquí es cuando realmente empieza el disfrute (además con un clima perfecto): Diagonal, bajada hasta la Gran vía, primer encuentro con Anita y los peques en Passeig de Gràcia, Sagrada Família, todo rodado hasta San Andreu. Allí, un repentino cambio de tiempo con algo de viento, humedad y tiempo «gris» … pero recupero hasta Diagonal Mar, donde recibo el ánimo de mi amiga Mireia, siempre fiel a mis retos. Los km. van pasando y el ritmo es algo parecido al año pasado, quizás con algunos segundos más por tramo. En el km.34 de nuevo están animando como locos Anita y los peques, que incluso corren conmigo unos buenos 300m.

El «hombre del palo» llega en el km.38. Justo en el avituallmiento de corredors.cat empiezo a notar bloqueo en las piernas. Tarde para comer, pero intento hidratarme al máximo. Consigo ir tirando hasta el Paral·lel donde empieza a trabajar la cabeza. Ya no me para nadie y aunque sea lentamente llego a la curva del km.42 para disfrutar los últimos 195m. con Nico y Pablo entrando por sexta vez consecutiva, y de nuevo con lágrimas en los ojos, en la meta de Barcelona con 3:31:20. 6 maratones seguidas en mi ciudad no lo puede decir todo el mundo.

Ya con la medalla en el cuello, voy recuperando un estado normal y lo celebramos los 4 en el restaurante KUO.

 

 

 

Trail Cap de Creus (7 de mayo)

Justo el día en que abrieron las inscripciones Christian y yo nos apuntamos de nuevo a la Marató de Cap de Creus. Este año de 45km. por un entorno brutal, diría que unos de los paraísos para el trailrunning. En poco más de 45 minutos se agotaron las inscripciones, con lo que todo indicaba que la gente de Klassmark lo había vuelto a clavar.

Como he dicho antes, después de una preparación específica para esta carrera y ya con el inicio de una dieta destinada a mejorar mi rendimiento, el sábado 6 subimos a Roses a recoger el dorsal, cenar algo de pasta y descansar, porque teníamos por delante una jornada larga y dura.

El domingo se levantó caluroso y, extraño para la zona, con muy poco viento. Todo indicaba que la hidratación sería clave. Después de un desayuno en el hotel, montamos todo el equipaje, que no es poco y fuimos hacia el arco de salida a calentar un poco. Caras bastante serias entre nervios y ganas de empezar ya a rodar.

A lo lejos vemos por donde tenemos que «morir» y efectivamente 11 km. y casi 2 horas después estamos en el pico que se puede ver en la foto. Subida muy larga, dura y con tramos de ir a gatas. Yo me encuentro muy bien y trato de animar a Christian que pasa un mal rato subiendo por bloqueo total de piernas.

Las vistas arriba son brutales. Es lo bueno que tiene el trailrunning, que puedes y debes parar a disfrutarlas.

Pasamos por Sant Pere de Rodes y realizamos la bajada hasta Port de la Selva. Esta primera bajada la paso bastante bien e incluso bajo con cierta soltura. En Port de la Selva sí hace algo de viento pero hay un buen habituallamiento.  Volvemos a subir y bajar un par de calas para llegar a la bajada hacia Cadaqués. Este tramo se hace algo largo, pero es cuando conseguimos ponerle bastante ritmo ya que Christian se recupera. Los dos estamos on fire. Preveemos hacer una buena marca.

Pero lo que decía de las carreras largas, yo en la bajada empiezo a notar algo de dolor en los pies, como un picor, pinchazos. Me temo lo peor, pero sigo hasta el km.29, donde hay el habituallamiento de Cadaqués. Allí, ya saco los palos porque se avecina un muro importante y los pies se van poniendo peor. En pocos instantes, ya sobre el km.32 noto que son dos llagas, una en cada planta del pie que hacen que las bajadas sean verdaderos suplicios.

Empiezo a ser un «lastre» para Christian, pero a la vez me supone un reto seguir. Pasamos las calas Jóncols y Montjoi, donde hay el último parón para reponer agua y comer algo. El dolor ya es casi insoportable. Queda un subida brutal hasta el Pla de les Gates (km.42) y lo peor, una bajada de casi 3 km. técnica y con mucho desnivel. Los últimos km. los bajo como puedo, casi sin apoyar los pies a ritmo muy bajo y con lágrimas de dolor, pero lo único que visualizo es la meta. Los ánimos de Christian y su paciencia hacen que lleguemos a los últimos 500 metros en plano para entrar en la meta del polideportivo en 8h 30 minutos. Mucho más de lo esperado, pero con la sensación de haber vuelto a hacer una proeza. Me quedo de nuevo con nuesta persistencia y cabezonería y con el trabajo en equipo.

En la llegada, tengo que «repararme los pies» en la ambulancia de la Cruz Roja. Las llagas son del tamaño de dos pelotas de golf y el dolor es intenso. Os ahorro las fotos (si hay algún/a dermatólogo/a o podólogo/a se las envío sin problema). Por suerte, no nos impide bajar a Sant Cugat y Barcelona con normalidad. Eso sí, con la pertinente «caravana» en la AP7 que, os puede asegurar, que con 45km en las piernas sienta bastante mal. Pero la alegría y la camiseta de finishers lo compensa todo.

Ahora cuando escribo han pasado una semana y 1 día, he recuperado los pies y he vuelto a correr 13 km. por la ciudad. Después de 7 días en el dique seco por las llagas, ha sido un verdadero placer.

¡Esto de correr no tiene fin!

2.790,6 km., 12 carreras y 2017 en marcha

Kilómetros

Son sólo números, pero significan mucho para mi. 2016 ha sido el sexto año que corro de forma habitual y probablemente el que más he disfrutado. Por lo que se refiere a la cantidad, es la primera vez que supero los 200 km en todos los meses del año, llegando a los 281 en mayo, superando en un 12% el objetivo anual de 2.500 y corriendo un 17% más que en 2015. Como no, todo gracias al apoyo y soporte diario de Anita.

Pero lo bonito de todos estos kilómetros ha sido poder compartir muchos de ellos con grandes amigos. Sólo recuerdo las #BuenasSensaciones, pero seguro que más de uno y de dos km. han sido de sufrimiento. Pero de eso se trata, de no rendirse.

Una de las novedades del año ha sido lanzar las «Salidas run4 @ NextFit», un nuevo gym en el corazón de Sarrià, de trato personalizado y con nuevas técnicas de entrenamiento, capitaneado por el gran Javi Daura. Muy recomendable. ¡Os animo a que os apuntéis a las diferentes rutas! Podéis ver más información aquí.

 

 

 

 

Carreras

Este año he corrido 12 carreras de todo tipo. Algunos ejemplos:

Mitja Marató de Sitges en 01:36:47 (10.01)
La 5º seguida en mi querido Sitges y, como no, entrando en meta con Nico y Pablo.

 

Mitja Marató de Barcelona en 01:39:11 (13.02)
Una mitja «de menos a más», con mucha gente y mucho ambiente.

Marató de Barcelona en 03:24:49 (13.03)
La 5ª maratón seguida en Barcelona y con mejor marca.

Cursa El Corte Inglés (11 km) en 01:20:00 (10.04)
¡Un hito en nuestras vidas! Una cursa de 11 km. con mis hijos de 5 y 7 años en sólo 1h 20min.

Trail Catllaràs (30 km) en 05:52:10 (29.06)
El reto anual de trail con @cerkdti, esta vez en un entorno bestial, en una carrera muy dura y con mucho calor.


Cursa de la Mercè (10 km) en 00:48:59 (18.09)
De vuelta al asfalto post vacaciones con los amigos de Netquest.

 

 

Mitja Marató de Puigcerdà  en 01:38:09 (9.10)
Otra vez un diarrón en la Cerdanya.

 

 

 

 

 

 

Mitja Marató Rural de Ribes en 02:03:23 (30.10)
Una «nueva» media maratón para mi, muy cerca de Sitges y en un terreno mixto. Muy divertida y rápida para ser «semi-trail».

Jean Bouin (10 km) en 00:44:30 (27.11)
Otra vez por asfalto una de 10 km., con amigos y además con Nico estrenándose en las carreras infantiles.

 

 

 

 

Entre estas doce carreras me gustaría destacar dos carreras solidarias:

La III Cursa por la enfermedad PKU en mayo y la IV Cursa de la Lluna Plena contra el cáncer infantil en octubre, ambas con los niños y con amigos y familia.

 

 

 

 

 

 

 

2017

Y ya tengo la mirada puesta en los retos para este 2017. Estos son los principales, pero ojo, siempre pueden salir nuevos por el camino.

3.000 km. Me hace ilusión llegar a este número de kilómetros durante un año. Ya sé que no siempre la cantidad es mejor que la calidad, pero supone un reto a medio plazo y una reafirmación de que «esto del correr» va para largo, es algo en que se tiene que persisitir y no parar, mientras el cuerpo y la mente lo permita.

En marzo, la Marató de Barcelona. Este año volveré a por la sexta maratón seguida de mi ciudad. Recorrido conocido y sensaciones conocidas, pero no por ello me deja de ilusionar. Correr en «mis calles» y con mi familia y amigos apoyando, no tiene precio. Además, al margen de las «big six», es una de las grandes maratones europeas. Y para más reto: ¿Superaré mi mejor marca en maratón de la edición pasada? El crono se quedó en 3:24:49.

En mayo, Marató del Cap de Creus. Si todo va bien, volveremos con @cerkdti al Cap de Creus a por nuestra segunda Maratón allí. Es brutal el entorno, el paisaje y, en general, toda la carrera y organización.

En junio, Trail Els Bastions. Sí, me voy a lanzar a mi primera «ultratrail», es decir, una carrera de más de 42 km. Sé que no es ultra de 100 km., pero mi prudencia me pide ir paso a paso, sin prisa, pero quien sabe, alguna de 100 caerá algún día. ¡Estoy seguro que será durísima!

En septiembre, Maratón de Berlín. Por fin iré a por la segunda «Major». Después de NYC, Berlín es otra de las «World Marathon Majors» (Tokyo, London, Boston, Berlín, Chicago y NYC). Este año, nos ha tocado el sorteo y Ana y yo, con los buenos amigos Sergio y Laia, iremos a pasar un fin de semana largo y disfrutar de lo que dicen que es una de las maratones más rápidas y bonitas.

Ahora que lo veo todo escrito me parece un poco locura, pero hay mil ganas y voy a ir a por ello de cabeza. Víctor #contigoempezótodo: «compto amb tu per afrontar-ho amb garanties!»

Entre estos hitos intercalaré otras carreras. La primera del año será la Mitja Marató de BCN, que me servirá de test y promete ser entretenida, más cuando estaré acompañado de grandes profesionales y mejores personas ;-).

 

¡Prometo feedback!